viernes, 27 de marzo de 2015

Manifiesto Personal en el día internacional del Teatro

Quizá para muchos el Teatro es sólo algo que les gusta mirar, para otros, algo que hacen como hobby, para pasar el rato, divertirse mientras exploran en su expresividad, sin ninguna otra motivación.

Para quienes nos dedicamos al teatro profesionalmente, sin embargo, las motivaciones sobran. O al menos así tendría que ser. 

Un creador teatral, a mi parecer ha de tener dentro de sí un impulso creador tan grande que le permita mantenerse a flote cuando las circunstancias sean adversas y que le ayude, también, a mantener los pies en la tierra cuando todo parezca un cuento de hadas, un sueño hecho realidad, una increíble alineación de talento, trabajo y reconocimiento. 

A los creadores nos es complicado mantenernos bajo los patrones estandarizados de trabajo: no tenemos horarios, ni trabajos, ni salarios fijos, trabajamos cuando los demás se divierten, dedicamos una gran cantidad de recursos personales: tiempo, energía, dinero, voluntad, para hacer realidad esa idea que nos pasa por la cabeza o que otro creador nos propone y que de un momento a otro se transforma en un proyecto personal. 

Sin embargo, más allá de todo ésto, de soñar y luchar por cumplir esos sueños, existe algo sin lo cual es imposible dedicarse al teatro ( y cuando digo teatro digo también arte). Ese "algo" vital, ineludible y que habla del creador sin que éste diga una palabra es la Ética

 Una persona que quiera dedicarse al teatro, sin tener un mínimo de ética profesional, la verdad es mejor que se dedique a otra cosa. 

Y cuando digo ética me refiero a muchas cosas: amor por el acto creador, respeto por sí mismo y por sus semejantes (colegas o no) disciplina, constancia,  trabajo constante y motivación para superarse cada vez más. Hacerse mejor persona, mejor intérprete, mejor director, dramaturgo, técnico, escenógrafo, productor, etc. 

No sé si en todas las escuelas de teatro inculcar la ética profesional es una prioridad, pero en mi formación como actriz aprendí de mis maestr@s que para ser actor no basta con subir a un escenario, en realidad, subir al escenario es lo menos importante. Es lo que está detrás de eso lo que realmente importa: las horas dedicadas a la construcción del personaje, la disciplina en los ensayos, la búsqueda constante, la inquietud por mejorar con cada experiencia, el aprendizaje teórico y vivencial. La amabilidad contigo mism@ y con los compañeros de escena, la escucha, el respeto hacia el trabajo del otro y hacia el público. 

Lamentablemente hoy en día las necesidades materiales nos hacen, muchas veces,  obviar todo ésto, somos vulnerados y a su vez vulneramos la ética profesional que como creadores necesitamos para poder hacer crecer nuestro arte y no consumirnos en la mediocridad, en un intento hueco de creación, dirigido más hacia un intento desesperado por el reconocimiento o la retribución económica que , dicho sea de paso, escasamente llega. 

He estado pensando últimamente en todo ésto y casualmente he escuchado/leído algo que, aunque paradójico, puede que finalmente sea la clave de todo. Es algo así como "si haces algo sólo con la motivación de ganar dinero, mejor no lo hagas". Lo cual tampoco quiere decir que no puedes ganar dinero con el trabajo que te gusta hacer, o que no puedes aprender del trabajo que haces para ganar dinero. Creo que ésta afirmación conlleva a tener una actitud ante lo que hacemos y particularmente en el teatro donde llegar a tener una retribución económica es bastante inusual (aunque no del todo imposible) , nos viene a decir que, independientemente del dinero, la actitud (ética) profesional ha de ser nuestra tabla de salvación. 

Es entonces que hoy, 27 de  marzo de 2015, Día Internacional del Teatro, me comprometo a recuperar una actitud desinteresada hacia el acto creativo. Me comprometo a tener presente mi ética. me comprometo a respetarme, hacerme respetar y a respetar el trabajo del otro. Me comprometo a valorar mi esfuerzo sin que eso signifique menospreciar el de otros o recibir a cambio lo que yo "creo que debe ser", aceptaré con humildad lo que venga a mi y seguiré nutriéndome de las experiencias, aprendiendo lo que pueda y compartiendo mi creatividad con quien desee acompañarme, o ser acompañado por mí. 





Me comprometo a ser mejor actriz, directora, dramaturga y productora. Me comprometo a soltar las dudas y los miedos, a callar a mi ego y a seguir trabajando con voluntad, fuerza y tenacidad en éste oficio que me ha llamado a SER y ESTAR en él desde hace diecinueve años.

Nathalia Paolini






¡FELIZ DIA INTERNACIONAL DEL TEATRO!

miércoles, 11 de marzo de 2015

Dejar que lo nuevo crezca

Desde hace un tiempo, me propuse a tener plantas en casa. Al principio quería tenerlas en la terraza, un montón de plantas, contando con que tengo una terraza que  es casi más grande que mi piso, pues lo que quería era un bosque. 

Mis intenciones se vieron truncadas cuando mi lindo gato Bruno empezó a hacer sus cositas sobre la única planta que tenía, así que la monté en un techito que hay en una parte de la terraza y opté por tener plantas de interior.

Ahora tengo varias, las he visto crecer, he aprendido a nutrirlas, a cambiarles la tierra, a acordarme de echarles agua. Debo decir que mi relación con las plantas se reducía a cactus, e incluso, unos cuantos cactus se murieron bajo mis "cuidados".

Sin embargo, me propuse aprender y cuidar de ellas. Y me encanta. He dejado atrás la creencia que tenía de que "yo no era buena con las plantas". No es que ahora sea una experta, pero soy capaz de mantenerlas y evitar que se mueran. Incluso he recatado una que han tirado a la calle, le cambié de maceta y le aboné un poco la tierra, a ver cómo resulta. La verdad no es nada complicado, sólo requiere atención y cariño.

Una plantita que me tenía muy frustrada, era un tallo de bambú. Yo quería un tallo enorme, como tantas veces los he visto en las casas de algunos amigos.  Y me compré uno que si, fue creciendo, pero de repente empezó a ponerse amarillo y a podrirse progresivamente. Investigué qué podía hacer, le quité la parte amarilla y cerré el tallo con parafina. Esperé un tiempo. Nada, seguía muriendo.

No obstante, a medida que el tallo moría, iba naciendo desde la raíz un retoño. Apuntando hacia arriba, hacia el cuello de la botella donde lo tengo. Abajo ya se había formado todo un ecosistema de raíces, moho y las piedritas que le había puesto, como los que se forman en los ríos.

Llegó el momento entonces de cortar del todo el tallo viejo, ya completamente amarillo y blando, salvo en la base. Lo corté y me dije " a ver que pasa" , con cierto temor a que el retoño también muriera. ¡Pero no ha sido así! el retoño de mi tallo de bambú ha seguido creciendo. ¡Una hoja delgada y verde está a punto de asomar por el cuello de la botella! 

Inmediatamente pienso en lo maravilloso de la naturaleza que sigue su curso. Un pequeño milagro en mi casa  que me deja una reflexión:

"A veces no hay que hacer nada más que quitar lo viejo para que lo nuevo crezca" 




Algo que aplicado a mi vida me da nuevas perspectivas. Ahora que estoy en un momento donde las cosas van sucediendo poco a poco, pero van sucediendo, como el retoño de bambú que no tiene prisa en crecer, pero no para de hacerlo. Sólo he de quitarme de encima lo viejo: las viejas creencias, los viejos miedos, la vieja inseguridad, la vieja desconfianza, la vieja exigencia hacia mí misma, la vieja lucha en contra del tiempo.

 Dejarme crecer, dejar espacio para que lo nuevo se vaya abriendo camino, dejar que ése camino siga su curso, abandonar la lucha, para disfrutar de la experiencia, saber que cuando una parte muere, otra renace con ímpetu, hacia la luz.

Nathalia Paolini








domingo, 8 de marzo de 2015

Otro 8 de Marzo...





Hoy se conmemora la lucha de las mujeres por la igualdad y la validación de sus derechos humanos. Lamentablemente aún existe muchísima injusticia y "la igualdad" consiste en adoptar un rol masculino que nos aleja más de nuestra propia feminidad



Yo no quiero ser "igual que un hombre",  yo quiero ser MUJER con mi cuerpo de mujer, mi sensibilidad, mi inteligencia, mi voluntad, mis habilidades y poder tener la seguridad de que tendré mismas posibilidades que las de un hombre, social, profesional, familiar y económicamente





Nathalia Paolini





He leído un artículo en el diario ABC de España que lo resume perfectamente:


El Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo, es una fecha marcada en el calendario para reflexionar sobre la situación actual de la mujer en diferentes partes del mundo y en las bases legislativas que limitan sus derechos y que les impiden tener las mismas oportunidades que los hombres.
Debido únicamente a su condición femenina, la mujer está relegada a una posición secundaria con respecto al hombre, pues recibe salarios más bajos tratándose de jornadas y desempeños laborales similares a los de un hombre. Así lo ratifican los datos del Organización Internacional del Trabajo (OIT) que reflejan que las mujeres españolas cobran de salario medio anual un 17% menos que los hombres. Desde una mirada más global, en el mundo sólo el 21% de los puestos directivos son ocupados por mujeres, según datos de la ONU Mujeres.
En pleno siglo XXI, ser mujer bajo el pleno ejercicio de sus derechos y en las mismas condiciones que un hombre resulta una tarea casi imposible en diferentes países, ya que la legislación bajo la que regula a su sociedad denigra y limita a la mujer por el simple hecho de serlo. 
La Organización Equality now ha publicado un amplio informe con las leyes vigentes que violan los derechos humanos de las mujeres en diferentes puntos del planeta.


A continuación se especifican las leyes del mundo más denigrantes para la mujer  entre las que se cuentan abusos sexuales, discriminación laboral, mutilación,  violencia física y privación de libertades sociales. 

Queda mucho por hacer, la igualdad de derechos será una utopía mientras gobiernos y religiones sigan implementando leyes absurdas. Es deber de todos, mujeres y hombres, mantener una posición firme y denunciar abusos, maltratos y vejaciones, que anulan a la mujer y las lleva incluso a la muerte. 


martes, 3 de marzo de 2015

Tattoo or not Tattoo that's not the question


El arte corporal"urbano" en nuestra cultura occidental, no sé por cual razón, aún no acaba de ser aceptado como algo "normal". Piercings, tatuajes, scarificaciones, modificaciones, son vistos como algo que se hace por rebeldía, incluso hay quien lo ve como automutilación.

Para mí, como para muchos otros, es simplemente una expresión más. Claro que no puedo decir que todos los tatuajes me gusten, ni que me haría alguna scarificación o modificación para parecerme a un vampiro. Sin embargo creo que quien decide hacer algo extremo de alguna manera está expresando lo que desea ser, o parecer. Modificarse para parecer un demonio no tiene porqué ser distinto a operarse los pómulos, o los senos, o los abdominales, para parecerse más a quien uno cree que es o quiere ser.

Si ya sé que debajo de eso ( cirugías estéticas y modificaciones corporales) puede haber un millón de causas, como baja autoestima, no aceptarse a sí mismo, necesitar ser aceptado por un grupo, etc. Pero creo que generalizar sería como decir que todas las mujeres quieren ser madres o todos los hombres piensan lo mismo. Es decir, generalizar no nos permite ver lo que hay en realidad. 

A mí me gustan los tatuajes, ahora tengo dos en la espalda, uno en cada tobillo y el más reciente uno en mi antebrazo izquierdo. Y mentiría si dijera que no quiero más.

Sin embargo, he sido tímida porque sé que eso, en una profesión como la mía puede llegar a limitar. Es decir: no estoy demasiado tatuada para ser "diferente" pero tengo tatuajes que no me hacen "normal". Estoy pues como en una zona intermedia.  Pero es que, aunque me haría unos dos o tres más, tampoco quiero estar tatuada por todos lados.

Entonces, a veces, me veo en la necesidad de recurrir al maquillaje para tapar los tatuajes que se ven cuando no interesa que se vean. 

La verdad es que estaba buscando el Tattoo foundation de Kat Von D pero en Sephora España aún no lo distribuyen. También busque el Dermablend Professional tattoo cover makeup de Vichy pero sólo lo conseguí por internet y tenía algo de prisa, además comprarlo así no me permitía probarlo en mi piel para dar con el tono exacto.

Finalmente compré primero el Dermablend corrector de fondo 16h pero no era suficiente. Una maquilladora profesional me recomendó el Full Cover de Makeup Forever, fui a Sephora , lo probé y me convenció, sin embargo tampoco terminaba de disimular bien el tatuaje.

Pues entonces probé ambos, más un polvo con bastante talco (dato del chico de Sephora que me dijo que los que tienen mucho talco secan mejor la base). Y Voilà!! Después de varios intentos. creo que he logrado la combinación perfecta para cubrir mi tatuaje del brazo, que es el más visible de todos.

Aquí una muestra paso por paso:

Tatuaje normal

Capa de Dermablend de Vichy

+ capa de polvo

+ capa de full cover + capa de polvo para sellar y difuminar

Así que si eres alguien a quien le gustan los tatuajes pero no te atreves a hacerlo porque sientes que puede encasillarte en una imagen, pues ya sabes que hay solución para disimularlo cuando no quieres que se vea. ¡¡Y ésta es apenas una de muchas!!

Claro, yo tengo tatuajes pequeños y fáciles de cubrir, sin embrago he visto cómo se puede cubrir zonas más extensas. Te hago el link del famoso Zombie Boy y cómo lo hicieron con: Dermablend Professional tattoo cover makeup de Vichy  es alucinante!!

Bueno con éste ejemplo ya sabes que tatuarse o no tatuarse, ya no es el dilema.... 



Naths









domingo, 1 de marzo de 2015

El camino del artista en primavera

Hoy quiero comentarles sobre una iniciativa que Chechu García viene desarrollando desde hace unos años en Barcelona y que cada vez va tomando más fuerza.

Se trata de "El camino del artista" un proceso de 12 semanas basado en el libro de Julia Cameron. Un acompañamiento que utiliza técnicas como la PNL para ayudarte a re-descubrir, re-conectar y disfrutar de  tu creatividad. 

Está dirigido a cualquier persona que desee sumergirse en un proceso que puede traer muchísimos cambios positivos, siempre dependiendo del propio compromiso, claro.  Un camino que va, poco a poco, haciéndonos conscientes de nuestros bloqueos que nos impiden llevar una vida más creativa, independientemente de nuestra profesión u ocupación.

Por experiencia propia puedo decir que es un proceso alucinante, aunque no es fácil y requiere mucha disposición de voluntad y tiempo, la verdad es que vale la pena. 

Después de realizar dos procesos: "El camino del Artista" y " El camino del Artista en acción" estoy segura de lo que digo cuando afirmo que ha y un antes y un después. También de que el cambio que percibes es muy personal, es decir no del tipo "usted puede cambiar su vida pregúnteme cómo"

Puede que lo que tengas en tu cabeza no es precisamente lo que necesitas, y es ésta la "magia" del camino, que va poniendo delante de ti aquello de lo que necesitas darte cuenta, aquello que necesitas cambiar, aquello que te bloquea y te limita, aunque no sea precisamente lo que tu crees-piensas que es.

Al volverte  un caminante, es el camino quien decide. Y si eres una persona que le gusta controlar lo que sucede, (como la que está escribiendo éstas líneas) pues aprendes a soltar. Aunque a la mitad del camino  no  sepas hacia dónde ir y los bloqueos y voces internas te hagan querer desistir,  el resistir la incertidumbre traerá consigo un aprendizaje valioso. 

Puede que el cambio sea brusco, puede que sea algo imperceptible, como la gotita de agua que cae sobre la roca y la moldea, de pronto, un día, puedes ver que la piedra se ha transformado en una figura, extraña al principio y luego más y más familiar, más genuina, más sincera, más parecida a lo que realmente eres

A todo ésto, se le suma el acompañamiento de Chechu, que con paciencia y sabiduría va acompañando cada proceso. También el vínculo que nace entre l@s compañer@s que caminan sus propias sendas junto a ti. Y es que, cada quien transita su propio camino, pero ninguno está caminando sol@. 

Animo a cada persona que se sienta perdida, cansada, aburrida, enfadada, estresada, incomprendida, sumergida en un momento donde nada parece ir bien, o todo lo contrario, a atreverse a vivenciar ésta maravillosa propuesta. Que el no saber hacia dónde ir, o saberlo muy bien,  no nos impida disfrutar del camino.

Para saber más y contactar con Chechu entra a la web de  Encaminarte





miércoles, 18 de febrero de 2015

Una versión del infierno

Usualmente, escribo en éste blog sobre las cosas que pienso, lo que me mueve,  sobre proyectos en los que ando trabajando, películas que he visto... es decir, sobre lo que me da la gana.

Ya en una ocasión, escribí un post en el que reflexionaba sobre el tema de la profesionalidad  del actor/ actriz ( ver post Profesión y Vocación) sin embargo, es un tema que no se agota, y no sé si un día lo hará.

Hoy quiero volver con una nueva visión del tema, compartiendo lo que he leído en un libro muy interesante que hacía tiempo que tenía, pero que hasta ahora no había abierto ( así son los libros, los lees cuando ellos quieren). El libro en cuestión se llama "Técnica y verdad en la interpretación"
( Magistrales de la E.M.T de SillaV)  que recoge conferencias y entrevistas de Pablo Corral Gómez director del Teatro círculo  y fundador y director del Estudio Dramático de Valencia ( ESP).

En éste libro, Pablo Corral Gómez habla de muchas cosas relacionadas con el oficio del actor, del pedagogo, del estudiante de teatro y del profesional. En general es un libro que recomiendo, he reflexionado mucho con sus palabras y también he aprendido de ellas. 

Entre los muchos párrafos que he subrayado, me atrevo a copiar textualmente uno, relacionado con el tema de la profesionalidad del actor:

"(...) Si nosotros preguntamos al mercado que es ser un profesional el mercado responde "aquel que cobra y saca rédito de lo que hace". Al mercado no le hace falta que ese sujeto  tenga conocimiento de lo que hace, pero sí que saque una renta de ello. Eso no es para mí un profesional. Por otro lado, si se lo preguntamos al conocimiento académico, un profesional es aquel que se ha formado, ha adquirido conocimientos en el campo en el que va a desenvolverse en su vida profesional; aquel que económicamente vive de lo que hace, en lo académico no dice que tenga una adquisición económica por lo que hace, sino que tenga un conocimiento de lo que hace. Yo, cuando hablo de "profesional" lo hago en éste sentido. (...)"
He de decir que estoy con el Sr. Corral Gómez al cien por cien.

Y puede que te preguntes "¿Y es que acaso importa tanto lo académico en una profesión que parece que todo el mundo puede hacer? "  SI importa. Lo que puede aportar la formación posiblemente no se  encuentre en la experiencia y viceversa, es decir, es un pack indivisible. Sin embargo lo que me hace ruido no es ésto, porque de alguna manera un actor instintivo, si es inteligente y su ego no le sobrepasa, en algún momento buscará algún tipo de formación porque sus recursos se verán limitados. Y si no la busca, pues se convertirá en un actor mediocre y ya no vale la pena hablar de él.

En realidad, lo que me gusta de éste párrafo es que no determina la profesionalidad de acuerdo a la retribución económica, cosa que me parece sensata, al contrario por ejemplo de muchos otros que opinan que hacer teatro independiente ( pongamos independiente como una elegante manera de decir que hacer teatro sin un duro) es sinónimo de teatro amateur. No tengo nada en contra del teatro amateur, de hecho me encanta. Puedes encontrar en él mucha más vocación, verdad y entrega que en un espectáculo profesional.  Aunque éste tampoco es el punto.

Decía que, el señor Corral Gómez, ofrece un punto de vista definitivo a la cuestión profesional, al establecer una diferencia entre lo que él mismo considera un profesional, o no. 

Lo curioso que pasa en el teatro y en el arte en general, es que muchos profesionales tienen que trabajar en algo más, incluso, tienen otras carreras con las cuales pueden (si quieren) conseguir retribución económica. Pongamos por ejemplo a un médico, que ha estudiado una carrera pero que no la ha ejercido o la ha ejercido poco, y por esa llamada innegable, termina trabajando como actor incluso sin haber estudiado. Según la opinión de Pablo ( si ya paso al tuteo que se me da mejor) ésta persona sería un médico no un actor, aunque ejerce de actor con todo lo que ello implica. Quizá se ganaría la vida mejor como médico, pero prefiere ser actor. Y está el actor formado que termina siendo camarero o cocinero, o vendedor de seguros, sin haber estudiado para serlo.

Lo que quiero exponer con ésto es que, aunque estoy de acuerdo con lo que la idea reflejada en el libro, a veces la línea es tan difusa que nosotros mismos podemos perdernos. Sé de casos en los que alguien no dice a lo que se dedica " soy actor/ actriz" cuando se ve en la necesidad, cada vez más imperiosa, de buscar un empleo paralelo ( que suele convertirse en el principal) por temor a que no lo contraten. Cosa que no pasa por ejemplo en el cine o incluso en la tv -quizá en teatro es menos común pero también se da el caso- donde para actuar no necesariamente tienes que ser actor o actriz.




No sé porque razón, existe éste velo innoble sobre una profesión tan noble como lo es la actuación. ¿Por qué nos vemos expelidos a buscar en otras actividades, otras carreras, lo que la nuestra no puede darnos? 

¿Por qué una persona que no es actor o actriz puede trabajar en ello y muchos que si lo son, no pueden hacerlo?. 





Me entristece profundamente que un intérprete muchas veces tiene que trabajar de gratis, ganar tan poco, perder el tiempo que puede dedicar a crecer profesionalmente, en un trabajo que no tiene ningún sentido salvo el económico.


Yo no sé si existe un infierno, pero ésta podría ser una versión bastante cercana.


N.P




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