martes, 11 de marzo de 2014

Profesión y Vocación

El mundo artístico y especialmente el teatro, adolece en muchos casos de una visión "profesional" de nuestra labor. Me explico. Somos profesionales pero en la gran mayoría de los casos, pareciera que hacemos lo que hacemos por pura diversión. Que el hecho de que hagamos lo que amamos hacer es sinónimo que nos lo estamos pasando bomba y entonces el dinero no viene a cuento.

Frecuentemente nos pasa  que al preguntarnos y contestar sobre nuestra forma de "ganarnos la vida" nuestro interlocutor se quede con la duda sobre qué es lo que verdaderamente hacemos, algo como:

-¿Y tú que haces?
- Soy actriz (músico/escritor/actor/cantante/ balilarina/ etc) 
- Mmmm. ¿Y dónde trabajas? 

"¿Donde trabajas?" es como para que le digas quizá: "en tal sitio" y eso les hace suponer que si alguien te ha contratado pues entonces lo que haces servirá de algo. Mientras si contestas "aquí y allá" pierden el interés al segundo y si pudieran volverían a preguntarte qué  haces para "ganarte la vida". Porque sencillamente ir de un lugar a otro, sin tener un jefe o una nómina no parece que sea un "trabajo serio" con el cual puedas mantenerte.

Y a veces tienen razón.

Entonces me pongo a pensar que tan en serio tomamos nosotros, los artistas, nuestra profesión. Salvo aquellos que ya han consagrado una carrera artística profesional, los que nos dedicamos a ésto usualmente luchamos con la diatriba de seguir haciéndolo, asumiendo que es un camino lleno de sacrificios, fracasos, inestabilidad económica, desilusiones, alegría, pasión, algunos éxitos, perseverancia, entusiasmo, creatividad. O por el contrario tirar la toalla y buscarnos un trabajo "normal" que nos haga sentir una mínima seguridad financiera. 

Entonces pasamos a ser camareros, dependientes, cocineros, profesores, bar tenders, lavaplatos, asistentes, comerciales, vendedores, etc. que además hacen teatro, música, escriben o bailan. Es decir, asumimos una profesión que nada tiene que ver con nosotros pero que en vista de las circunstancias y gracias al dinero (el único dios verdadero) tenemos que aceptar y comérnosla con patatas para que no nos sepa tan mal.

Entonces, lo que se supone que debe ser nuestra actividad principal, pasa a ser la secundaria. Y terminamos haciendo de nuestra verdadera profesión un hobbie.

He aquí que cuando alguien nos pregunte: ¿Y tú que haces?, nosotros le responderemos "Soy comercial de Endesa" por ejemplo. Y nuestro interlocutor se quedará satisfecho porque le hemos puesto cara "respetable" a nuestra manera de "ganarnos la vida". Mientras nuestra verdadera vocación termina escondida y al cabo de algún tiempo, cuando invitemos a esa persona a una representación dirá "Ah! también actúas/bailas/ cantas/ escribes" "eres tod@ una artista"

Y sonreiremos, porque queda mejor que darle un puñetazo en la cara.

Profesión vs. vocación. Pocos se atreven a dar el salto, a asumir los retos que supone defender a capa y espada eso que sabes hacer mejor. Miles de obstáculos se ponen en nuestro camino: dinero, familia, cubrir necesidades básicas, falta de un apoyo que nos permita olvidar la cuenta del alquiler, o el mercado del mes en curso.

Profesión vs. profesionalidad, entendida ésta última como el ejercicio de una actividad. En el caso del arte la frontera se expande y se contrae: ¿elegir hacer una actividad distinta a nuestra profesión,que nos permita ganar dinero, nos hace menos profesionales? ¿Elegir hacer actividades relacionadas con nuestra profesión pero no "ganarnos la vida",  con eso nos hace más profesionales?

¿Y que tal llevar a cabo nuestra profesión y hacer posible que podamos ganar dinero con ella?.¿Sería una idea muy alocada? ¿Estaríamos jugando con fuego? ¿Porqué no podemos creer que es posible?

Yo tengo muchos años haciendo lo que hago: he sido actriz, directora, he dado clases, me he aventurado a escribir y a aprender cosas que pueda relacionar con lo que considero mi profesión, para seguir abriendo caminos y posibilidades para "ganarme la vida". Podría decirse que he tenido suerte. Aunque la mayoría de las veces no tengo un duro. 

Puede que sea por eso que el querer hacer de mi profesión mi principal actividad económica no me parece una idea descabellada. Es un proceso que cuesta más que en otras profesiones, seguro que sí. Sin embargo, tengo la vida por delante y lo seguiré intentando, aprendiendo, cometiendo errores y rectificando. Seguiré luchando contra el desánimo y la cuenta bancaria que me dice que consiga un trabajo de lo que sea, pero ya.

Quizá sea un acto suicida. Pero como decía Kurt Cobain " Es mejor quemarse que apagarse lentamente"

Yo sigo aquí. Y estaría felíz si alguno de ustedes, amigos artistas, se unieran a ésta idea.

Y dejar de jugar a ser aquello que nos mandan. 

Poder ser libres de ser lo que somos,

 y sentirnos orgullosos de ello.

Nathalia Paolini



Imagen de la película "La camarera" de Adrienne Shelly (2007) 
No tiene nada que ver el argumento pero me pareció divertida:
 una actriz interpretando una camarera, pero en el cine ¡como debería ser!
(ahora también quiero ver la película)

sábado, 8 de marzo de 2014

Teatro para la vida

 Teatro para la vida

S.O.S


La violencia y la tolerancia habitan dentro de mí.

No soy sólo violencia y no puedo tolerarlo todo. 

La tristeza y la alegría habitan dentro de mí 

Puedo estar triste y tener momentos alegres o viceversa. 

Puedo no entender lo que me dices, no estar de acuerdo en tu forma de pensar y de actuar.

 A veces no quiero saber nada de ti, a veces te odio y no te soporto. 

Seguro a ti te pasa lo mismo conmigo. 

Y sin embargo nacimos en la misma tierra. 

Aunque ahora parece que nunca fue la misma.

Y Quizá nunca lo será. 

Me gustaría pensar que podemos encontrarnos en la vida, 

respetarnos
 vernos
 escucharnos.

Al fin y al cabo, una vez muertos 

seremos exactamente iguales.




Hoy es 8 de Marzo del 2014

Millones de niñas aún no pueden ir a la escuela
Las mujeres siguen siendo lapidadas 
Las mujeres son acusadas de su propia violación

Las mujeres siguen muriendo por la violencia de género
Las niñas son obligadas a casarse 
Las mujeres siguen estando en desventaja laboral y salarial
Las mujeres siguen siendo vilipendiadas por elegir trabajo y no familia
Las mujeres que quieren ser madres y tener familia son acusadas de "mujer florero"
Las mujeres que quieren tener profesión y familia tienen una sobrecarga de trabajo que ningún hombre soportaría. Tienen que demostrar que si pueden.
El cuerpo femenino sigue siendo el principal motor de venta de cualquier producto, es tratado como un objeto
El cuerpo femenino sigue siendo sinónimo de debilidad: como si tener senos y no tener testículos, las hace ser menos fuertes.
Las mujeres son llamadas asesinas por decidir practicarse un aborto
Se sigue practicando la mutilación genital (ablación)
Las prostitutas siguen siendo delincuentes
Las lesbianas siguen siendo "marimachos"
Las mujeres que no desean casarse siguen siendo "solteronas"
Las mujeres que disfrutan su sexualidad aún las llaman putas

Me parece que aún queda mucho por hacer. Toma éste día como reflexión y no como evasión.



Nathalia Paolini



Foto Ani Mendez 

sábado, 8 de febrero de 2014

Cuál es tu infierno?

Esta semana, terminó la temporada de una de mis series favoritas actualmente: American Horror Story, a  pesar que ésta última entrega "Coven" resultó bastante decepcionante.

En primer lugar porque creo que desaprovecharon a tres monstruos de la interpretación: Jessica Lange, Kathy Bates y Angela Bassett, cuyos personajes: dos brujas poderosísimas y una mujer malvada e inmortal, pudieron haber hecho más que pelearse a lo telenovela mexicana.

Y segundo, para continuar con la onda dramática, la historia se convirtió en una suerte de reality show, donde la envidia, los celos, las traiciones y  los engaños entre los personajes resultó más importante que la magia de las brujas,su  poder y su legado ( sin mencionar que de "horror" no tenía ni pizca)

Es decir, que lo que hicieron fue quedarse en el estereotipo de bruja: sin escrúpulos, malcriadas, groseras y capaces de usar su poder para dañar a otro. Y sobretodo, clavarse mil puñales entre ellas,  lo cual es otro estereotipo femenino: la mujer incapaz de convivir en paz con otras mujeres

Esto me fastidió bastante. 

Sin embargo, capítulos antes de "The seven wonders" y también en éste último, se planteó la idea del infierno como un lugar que recrea la época más infeliz y miserable de nuestras vidas, o aquellos temores tan grandes que sólo  la posibilidad de que se materialicen ya nos traslada al sufrimiento eterno.

Eso me gustó.

Me explico.  La idea de que el infierno es algo personal. Que no hay fuego, demonios, lamentos, llantos, castigos inimaginables. Sólo una escena que se repite una y otra y otra y otra vez, eternamente. Creo que eso es mucho peor.

Imagina la peor época de tu vida, o un acontecimiento, un instante, en que el dolor y el sufrimiento que sentiste era tal que jamás has podido olvidarlo, aún cuando no pienses nunca en ello, su presencia te acompaña y constituye la fuente de tus peores temores

Imagina que estás atrapado en ese momento y nunca jamás podrás salir. Sentirás continuamente el mismo terror, la misma tristeza, la vulnerabilidad , el desasosiego y no podrás hacer nada la respecto. Nunca.

Es espantoso. ¿Cierto?

Pues ahora, piensa en el presente. En lo que eres aquí y ahora. ¿Qué estás haciendo para evitar volver a ese infierno?, ¿Qué otros infiernos te estas creando sin saberlo?. ¿A qué le temes? ¿Sabes qué puedes hacer para que el sufrimiento anterior o presente no te gane la partida? ¿Sabes cómo puedes evitar que el sufrimiento te torture y se eternice? 

Las brujas de "Coven" podían visitar su propio infierno y volver, pero también podían quedar atrapadas o ir después de morir físicamente. 

Nosotros, simples mortales podemos hacer lo mismo.  Podemos "visitar" nuestro infierno y volver a salir con el mismo miedo y la misma desesperación, podemos quedarnos atrapad@s en él y jamás encontrar la salida y quizá, hasta podamos ir a parar allí cuando ya no estemos vivos

Sin embargo, también tenemos otras opciones: podemos hacerle frente a nuestro infierno y encontrar la manera de que ya no nos siga atormentando, que el sufrimiento no sea una escena repetida incesantemente, podemos no temer ir a parar allí cuando muramos, porque nuestra alma ha conseguido librarse de él mientras estábamos con vida.

Nuestro infierno nos lo construimos nosotros mismos alrededor de nuestras malas experiencias. El temor perpetuado eternamente, el tortuoso lamento de ser lo que fuimos en ese instante, la inaguantable soledad, el maltrato, el desasosiego, la desesperación, el dolor de la existencia.

Es posible cambiar todo esto. Es posible aprender a mirar nuestro pasado con valentía,  conseguir que nuestro presente sea un poco más amable y que nuestro futuro no pinte tan negro. También puede que resulte más fácil decirlo que hacerlo. Indudablemente. Y que tengamos que "descender"  varias veces antes de conseguir hacerlo desaparecer. 

La pregunta es: ¿estamos dispuest@s?

Nathalia Paolini






miércoles, 5 de febrero de 2014

Venezuela devorada


He pensado mil maneras de comenzar a escribir este post. Incluso casi que he pensado no hacerlo, por temor a ser redundante, cansina, fastidiosa, políticamente incorrecta, o cualquier otro adjetivo negativo. Sin embargo no puede reprimir mis palabras ni mis dedos.

Quizá ya se ha escrito mucho sobre la situación que se vive en Venezuela, quizá muchas personas opinen que "como no estoy allí"  no sé lo que pasa o no tengo derecho a decir nada, porque soy una apátrida, una traidora, una cobarde, una egoísta y en muchos casos una enemiga,  por el simple hecho de haber decidido hacer mi vida en otro lugar del planeta. 

El problema precisamente es ese, que "no estando allí" estoy más allí que nunca. Estoy allí cuando hablo con mi madre y la conversación inevitablemente recae sobre los anaqueles vacíos de un supermercado, se une a la cola para comprar harina o leche,  espera en una oficina pública un documento por que no hay papel para imprimirlo, saca las cuentas porque el dinero no alcanza para nada, se esconde en casa porque la inseguridad espera agazapada en una esquina. 

Estoy allí cuando mi hermana busca un lugar mejor para darle calidad de vida a su hija, cuando mis amigas también recogen sus vivencias y las meten en una maleta rumbo a otra tierra. Estoy allí cuando leo las infinitas noticias sobre lo que el "presidente" y sus acólitos dicen o no dicen, cuando leo las cifras de fallecidos, cuando explota otra refinería, cuando mis ojos pasean por miles de tuits y estados del facebook llenos de desesperanza, angustia y dolor.

Estoy allí aún cuando no pueda creer que personas con las que compartí mi vida, se vendan para estar en una situación de poder y sean capaces de justificar lo injustificable en beneficio propio. Estoy allí cuando un artista se proclame "apolítico" y diciendo que el arte no conoce ideología y pase como si nada frente a la injusticia o simplemente por dinero de la noche a la mañana cambie completamente de opinión.  

Estoy allí. Quizá no físicamente, pero estoy allí. Veo desde mi ordenador y escucho desde mi teléfono cómo poco a poco el país está siendo devorado, pedazo a pedazo, cómo va desapareciendo, se va quedando sin ojos, sin orejas, sin manos. Cómo el corazón cada vez late más lento, cómo muere de miedo, de desasosiego, cómo la sangre cae a borbotones, cómo está siendo aniquilado desde dentro, por una enfermedad terrible llamada revolución bolivariana. 

No es de extrañar que su principal precursor haya muerto de la misma manera, pudriéndose poco a poco desde dentro, incapaz de poder hacer algo por sí mismo. Es curiosa ésta analogía, y nada casual. 

Creo que los venezolanos no hemos sido un pueblo que se deje oprimir tan fácilmente, pero hoy en día no sé que es lo que pasa. No encuentro la razón por la que estamos dejando que todo esto suceda. Me pregunto dónde está la oposición y qué es lo que hace para impedir que el país siga cayendo en un agujero negro. No es que sea totalmente su responsabilidad, pero está claro que se necesita una alternativa fuerte para poder luchar a partes iguales. Y si no pueden hacerlo por ellos mismos, ¿no habría que buscar ayuda? 

Casualmente ésta mañana me he topado con una frase, que creo que ha terminado de darme el impulso para escribir estas líneas , una famosa frase de la revolución francesa atribuida a Danton o a Vergniaud:

"Es de temer que la revolución, como Saturno, acabará devorando a sus propios hijos"


En el caso de Venezuela, la revolución nos ha venido comiendo de manera lenta y sistemática, año tras año, sin que podamos hacer nada, por las razón que sea. Se ha ido comiendo a sus hijos, a sus madres, padres, hermanos, amigos. Se ha comido la vida, la alegría, la esperanza, el optimismo, el respeto, la confianza, la generosidad, el altruismo, la tolerancia, la justicia, la belleza. Se ha comido la fe, la amabilidad, el sentido común, se ha comido los sueños, la inteligencia, la integridad, la ética, la moral, la tranquilidad, la paz.

La revolución, en Venezuela se ha comido al país y nos ha dejado un cascarón. Los que lo habitan buscan sobrevivir, los que lo vemos desde fuera recordamos con nostalgia cómo era ese lugar a donde quizá nunca regresemos, porque ya no existe. 

Nathalia Paolini

Saturno devorando a sus hijos.  Francisco de Goya


ShareThis

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...