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sábado, 28 de julio de 2018

Adiós, he vuelto


Hace tres años que no escribo en éste blog. Tres años que han pasado sin darme ni cuenta.

Los mismos tres años en los que estuve bloqueada, asustada, triste y creativamente medio muerta y no podía, no sabía, no quería darme cuenta que lo estaba.

Justamente, en octubre de 2015, 20 días antes de escribir el aquel último post, antes del parón, me encontré un recorte de periódico en el suelo. Era éste:



Lo miré, con algo de sorpresa, estuve unos segundos dudando si cogerlo del suelo o no.   Me dije en seguida "no estoy de acuerdo" y lo miré con desdén. Pero le tomé una foto. Y la he guardado en el móvil desde entonces.

Y es que de lo que me doy cuenta ahora, es que estaba negando mi dolor. Durante tres años, aguantando y negando estar triste, como si no se pudiera vivir en este estado. Una prohibición auto impuesta, una necesidad de fingir que todo estaba ok, cuando realmente no lo estaba. 

Cuando  yo decido "fingir demencia" y no quiero darme cuenta de nada, lo hago muy pero  muy bien. Y la verdad estaba absolutamente aterrada de reconocer que no me encontraba feliz, ni siquiera un poco contenta, ni con lo que hacía, ni en la manera en que se estaba desarrollando mi vida, sobretodo en lo profesional. 

Pero por más que quiera,  no se puede estar bien en una parte de la vida y en la otra fatal; al final todo se termina contaminando del mismo malestar. Y la misma demencia me llevó a desconectar absolutamente de la realidad, a vivir en un mundo en el que yo era super fuerte y no me dejaba afectar ni deprimir, y en el que las personas a mi alrededor se difuminaron un poco: familia, pareja, amigos, quizá éstos últimos mucho menos, lo cual me parece curioso. 

Entonces me dedique a vivir en automático, modo zombie. Hacía las cosas que debía hacer, decía las palabras que yo misma quería escuchar, reía con afán de encontrar la felicidad y me creía el cuento que yo misma me contaba: " todo está bien" " es una mala racha" " ya todo cambiara" pero no hacía absolutamente nada para que eso cambiara. 

No era capaz de crear casi nada, si lo hacía en realidad no lo disfrutaba demasiado o estaba insegura de lo que hacía, escribía y lo deja a medias, actuaba sin fe y sin disfrute, dirigía a duras penas. 

El 2017 fue el peor año, no fui capaz de  hacer nada. Me instalé en la inercia, acepté un trabajo que rechazaba desde mis vísceras (tanto así que me enfermé de urticaria), me refugié en el mal humor, en un odio contra el mundo, en la falsa comodidad de la vida "normal" 

Fue una decisión que tomé por mí misma, en vista que no disfrutaba nada de lo que hacía, me "tomé un tiempo" para ver que quería hacer. Me alejé de las palabras, del teatro, de la inquietud por decir cosas. Me encerré a mí misma en un lugar complaciente, un lugar habitado por todo mis demonios que lograron cogerme de los brazos y las piernas y hundirme en un lugar oscuro.

Todo ésto por dentro, por dentro el vacío, por dentro el miedo, por dentro la oscuridad que salía en forma de ira. Por dentro esa voz que me decía "muévete" "¿que haces?" "te mueres" "despierta"  y que yo me forzaba a no escuchar. 

Cuando nos quedamos atrapados en semejante estado pueden pasar tres cosas: que busquemos ayuda, que quienes nos conocen bien se den cuenta de lo que nos estamos haciendo (nosotros no lo hacemos) y nos den la mano para ayudarnos a salir del foso, o que la oscuridad se lo coma todo, como en la historia sin fin. 

A mi me pasó lo último.  En un abrir y cerrar de ojos, la vida dio un vuelco en el que aún estoy tratando de caer de pie. Adiós pareja, adiós casa, adiós ciudad, adiós a una vida construida durante siete años.

Duele, si. Y mucho.

Se activó el botón "reinicio" y no me dio tiempo de pedir "tiempo", el tiempo se había acabado. Yo lo había dilapidado tratando de disimular obstinadamente que estaba bien.  Explotó la bomba en la cara, cuando menos lo pensaba, y en la parte de mi vida menos esperada. 

Ahora vivo en Madrid, vuelvo a replantear mis aspectos esenciales. La semana que viene cumplo 39 años y por primera vez en muuuuucho tiempo lo celebraré con mi familia, por primera vez en siete años "separada". Las cosas agridulces suelen gustarme en la gastronomía, tendré que disfrutarlas también en la vida. 

Mucha gente me dice que soy valiente, que soy fuerte  y decidida. Que todos los cambios son para bien, que vendrán cosas buenas y mejores. 

En una parte tienen razón, pero no me tomo todo el crédito. Es el instinto de supervivencia el que me ha hecho escapar de la implosión. Ya lo ha hecho varias veces, ésta es la tercera. 

Así que ahora puedo entender el enunciado de aquel artículo. Ahora que me permito sentir el dolor y la tristeza. Ahora que me despido. Creo que cuando nos despedimos de lugares y personas también nos despedimos de la persona que éramos, la abrazamos y le damos las gracias a todos. Gracias por lo vivido, por lo aprendido, lo disfrutado y por lo sufrido. 

Ahora estoy en el camino de regreso, un camino que cambia cada vez.

Ahora que debo decir:  Adiós, he vuelto. 


N.P                                                                       





miércoles, 6 de marzo de 2013

Resumiendo la experiencia Talent Madrid

Quiero redactar un post para contar cómo ha sido esta experiencia madrileña, una vez pasados los nervios, los ensayos, los ajetreos, el viaje. Pues bien, ahora, ya en casa me he puesto a pensar en todo, lo que me ha gustado, lo que no, lo que he aprendido, lo que creo que ha faltado, lo que se puede mejorar, lo que se ha ganado...

Sin lugar a dudas fue una experiencia-reto. Todo lo que implicó el proceso desde el mismo día que nos planteamos la participación e hicimos el vídeo. Afortunadamente no fue difícil encontrar a los amigos que siempre apoyan en todo, y creo que eso ha sido fundamental en este proceso, la amistad y la confianza mutua en que todo podía salir bien.

Una vez finalistas en el concurso, fue ir contra reloj, nada estaba seguro, no estaba clara la dinámica, no estaban todos los actores. La búsqueda fue más larga de lo esperado, la gente conocida no podía por diversos motivos, hubo quienes por un momento estarían pero al final tuvieron que dejarlo. Momentos de estrés, de incertidumbre, casi desesperación. Hasta que finalmente logramos concretar un equipo de gente con la que empezar a trabajar, confiando una vez más en que todo saldría bien.

Llegamos al proceso de ensayos, bastante corto para todo el trabajo que había. Pensar las 24 horas del día en las escenas, cortar y cambiar textos casi a diario, probarlos, rehacerlos. Para los actores y actrices significó cambiar casi a diario registros, palabras, intenciones, movimientos, memorizar y desmemorizar. Paciencia, ganas, entrega. Poco tiempo para crear algo que pudiera resumir en 8 minutos lo que sería hora y media de espectáculo. Tres historias que contar en 8 minutos son 2.6 minutos por historia. 

¿ Cuántas semanas de ensayo? cuatro, cuatro semanas. Iniciamos el 28 de enero e hicimos función el 28 de febrero. Un mes, parece largo pero no lo es. Un mes de ensayo con al menos tres ensayos semanales, 12 ensayos siendo estrictos, puede que menos, puede que un poquito más.

Llegó la hora de ir a presentar un ensayo abierto a Madrid, nervios a mil por supuesto. Organización y logística de traslado y hospedaje. Poco dinero. Esfuerzo colectivo.  Ya en el ensayo un primer encuentro dejó un sabor desagradable, no entendimos nada y no sabíamos que pensar. El segundo fue mucho mejor, nos levantó el ánimo y renovó las fuerzas. Salimos felices, quedaba mucho trabajo, pero todo estaba bien.

Entre el ensayo abierto y la función, tuvimos una semana de mucho trabajo. Retomar textos, cambiar escenas, ejercicios de interpretación, entrenamiento, seguir la búsqueda. La enfermedad de una actriz me hace tomar el personaje, al menos había solución. Nos vamos a Madrid.

El día 28, función. Ensayo técnico por la mañana, algo rápido en comparación con el del grupo anterior. Ver  qué se hace con las luces, planta general para todo el mundo, se hace lo que se puede, se ve bien. Un pase  técnico rápido y malísimo. Un poco más de tiempo no habría estado mal. Listo, vamos a comer y descansar.

Llegó la hora de la función, nervios a millón, calentamiento físico y vocal, reunión con regidora y a los camerinos, maquillaje, vestuario y seguir calentando, hasta el momento de entrar en escena.

Proyección del vídeo que presenta la obra. Sube pantalla y todo sucedió: 8 minutos exactos de función, fuerza y voz. Risas del público, esto va bien. Final. Oscuro. Alegría, todo salió muy bien, una excelente función.

De pronto ya estábamos de nuevo en el escenario para anunciar los ganadores de la noche, el corazón a mil. " Y los ganadores son...." no fuimos nosotros. Control. Risa forzada. Esta vez no fue posible. ¿que salió mal? Nada, nada salio mal. Todo fue maravilloso, simplemente no se pudo, lo dimos todo, pero no se pudo, no era el lugar ni el momento. Hicimos lo mejor que pudimos y ya está. 

¿Que me ha gustado?  toda la idea del concurso, un concurso donde los protagonistas no somos famosos, un concurso que renueva las ganas de hacer cosas, que dice que las artes escénicas no tienen porqué limitarse a un teatro y que la creatividad también está de moda.

¿Que no me ha gustado? la competición colectiva entre artes que pueden llegar a ser muy distintas. El elegir entre una obra de teatro, una coreografía de danza, un espectáculo de circo o musical, sin distinción de estilos. Puede ser a veces muy difícil. Tampoco el dejar al público la posibilidad de elegir , podrían ser muchos factores los que influyen en esta elección y no siempre tienen que ver con el talento.

¿Que he aprendido? que cosas buenas se pueden conseguir en poco tiempo. Que nunca hay que dejar pasar una oportunidad y que hay gente tan loca como yo con la que puedo contar. 

¿Que ha faltado? tiempo, tiempo, tiempo.

¿Que se puede mejorar? Por nuestra parte podría decir que la capacidad de pensar un poco más en grande, ser algo más arriesgados en las propuestas. Por parte del concurso, imagino que ellos harán sus balances, yo sugeriría cuidar un poco más las personas que encargan de "tutores" cuando éstos no tienen que ver  directamente con el concurso. El resto estuvo muy bien, siempre habrá algo que mejorar pero pueden estar satisfechos de este primera edición española.

¿Que he ganado? un equipo genial, la posibilidad de mostrar mi trabajo como directora y dramaturga, conocer gente creativa y amable, estar en el teatro más importante de Madrid, conocer una ciudad nueva y sobretodo mucha satisfacción por haber hecho un buen trabajo, lo que renueva mis ganas de seguir haciendo teatro, de seguir creando como loca y seguir creciendo en el arte.

Muchas gracias a la gente que me ha acompañado
Muchas gracias Talent Madrid

Muchas gracias al universo, gracias, gracias, gracias.... More please. 


Noèlia Lleixà, Cristina Gutiérrez, Damià Domenech, Nathalia Paolini, Jèssica Casal y Sergio Naranjo en
M.I.E.R.D.A
Mientras Intento Escenas y Recuerdos De Amor






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