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lunes, 4 de mayo de 2015

Entre la "mujer ficticia" y la "mujer real"... Qué mujer hay?

Ayer fue el día de la madre en España. El FB pululaba de mensajes a las mejores madres del mundo y a las mujeres más valientes del universo. Yo abrí dos de éstos artículos que me llamaron la atención, ambos relacionados con la maternidad, claro. 

El primero, que  me ha hecho reflexionar sobre lo que quiero escribir el éste post, se llama 10 retratos de una maternidad salvaje y se trata, como su título indica, de 10 fotos de mujeres y sus cuerpos post parto, cuerpos de madre de abdomen surcado por estrías y cicatrices. 10 imágenes subrayadas por frases como: 

"Mira todas estas marcas. Mira cómo dibujan una historia tierna y perfecta. Una historia sobre el amor y sobre el futuro. Una eternidad" , "Dejaron entonces crecer sus heridas, sus estrías, sus enormes cicatrices. Las dejaron crecer como quien deja a un pájaro en libertad", "Salvaje, como sinónimo de natural. Natural, como sinónimo de gran belleza"

¡Genial!, una aceptación  total del propio cuerpo. De lo hermoso de haber llevado una vida dentro y de aceptar en el cuerpo de ahora, las huellas milagrosas de la maternidad. Imágenes poderosas de lo que se ha llamado en los últimos tiempos "mujeres reales" aludiendo al hecho de que el prototipo de mujer delgada, sin estrías, marcas, celulitis o gorditos aquí y allá, es sólo producto del photoshop, de la obsesión enfermiza por la delgadez , un invento del marketing , una ilusión óptica, una mentira. 

¡Y claro que lo es! sin embargo el prototipo de la "mujer real" que viene ganando fuerza, gracias también al marketing, es igualmente peligroso. La mujer real se define entonces como la mujer al natural, sin maquillaje, sin "retoques", sin ocultar las perfectas imperfecciones de su cuerpo. Y también casi siempre el término "mujer real" se relaciona con mujeres de complexión gruesa, o con mujeres como las del foto reportaje que mencioné arriba, lo que sigue dejando un margen abismal de mujeres reales que  son delgadas o atléticas,  que les gusta cuidar su cuerpo y estar saludables , ya sean madres o no. 

También el término "Mujer real" sirve de tapadera para una gran cantidad de mujeres que deciden dejar de cuidarse a sí mismas, abrazan el sobrepeso, no por complexión sino por gula, dejan de arreglarse mínimamente, no por comodidad sino por pereza, dejan de mimar su cuerpo porque "todos los productos que venden son para sacar dinero", dejan de hacer ejercicio, es decir, se dejan de querer a sí mismas aunque están realmente convencidas de que se aceptan como son. El marketing puede convencernos de cualquier cosa.

A éstas alturas yo me pregunto: ¿Para ser una mujer real hay que abandonar todo tipo de cuidado personal? ¿O se trata de aceptar lo que tienes sin dejar de cuidarte por ello? ¿Está mal querer mejorar físicamente? ¿Una mujer "en forma" no es una mujer real?

Existe una línea muy fina en ambos sentidos que hay que tener cuidado de no traspasar. 

Por un lado está la obsesión por la belleza, reforzada por la baja autoestima y la necesidad de gustar a los demás.

Por otro lado está la obsesión por lo natural, reforzada por una baja autoestima y la necesidad de que los demás nos acepten como somos.

Y vuelvo a preguntar: ¿Acaso no es mejor cuidarnos, llevar un estilo de vida saludable, gustarnos y ser aceptadas por nosotras mismas?  ¿Entre una talla 36 y una 44, qué es más "real"? ¿Porqué nos seguimos definiendo por el peso en lugar de definirnos por nuestra propia salud? 

Para mí ésta es la clave; más allá de los abdominales, la celulitis, las estrías, la edad o la maternidad. Si de verdad queremos nuestro cuerpo, ¿porqué no cuidarlo?. La necesidad de responder a patrones marcados desde fuera nos gana la partida y generalmente éstos patrones nos encasillan y nos dejan sin opciones. O blanco o negro.

Y es que en la pelea entre "Mujer Ficticia vs. la Mujer Real", quien sale perdiendo es la Mujer. Una vez más somos incapaces renunciar a las etiquetas y plantar un punto medio. 

Particularmente yo, soy delgada por complexión, de poco pecho, con grasita aquí y allá. Me gusta verme bien, sentirme ágil y con fuerza, me gusta comer sano, aunque me encantan las pizzas, la hamburguesas y el chocolate. Trato de buscar opciones para mi apetito de dulces y me hago postres bajos en grasa y azúcares, hago ejercicio y trato de ser constante. Busco un equilibrio entre verme bien, gustarme, estar saludable y disfrutar de comer y beber cosas que me gustan. Cuido mi piel, tomo agua, no fumo y duermo todo lo que puedo.




Foto: Ani Méndez





Yo no soy una mujer ficticia, pero tampoco quiero ser una mujer real. Prefiero ser simplemente una mujer, de la manera que YO lo decida. 

N.P












domingo, 12 de mayo de 2013

Hechos Furiosos: Comer como vives


Dicen que el dinero no da la felicidad, y puede que tengan razón. La gente sin dinero se queja todo el rato de las cosas que no puede hacer o tener. Su estilo de vida simple, sencillo y con tendencia a la supervivencia los deprime y los reputea. Quieren tener dinero para estar cómodos.

Pero, que significa tener un estilo de vida “cómodo”. Tú dirás, bueno, lo que ya sabemos: disfrutar de  estabilidad económica, que te permita hacer lo que quieres, tomar vacaciones dos veces al año con viaje incluido, comprar cosas que te gustan, ser próspero y abundante.

Se sabe si una persona tiene más o menos una cierta estabilidad, o mucha, no por el lugar donde vive, o los coches que tiene o la ropa que usa. La verdadera abundancia se mide en la despensa y en la nevera: cuando abres una despensa y ves millones de  enlatados de todo tipo para escoger lo que te apetezca. O una nevera atiborrada de productos vegetales y animales como para una familia de 10.

Cuando tienes la oportunidad de comer lo que te provoca justo en el momento porque de todo hay, eres una persona económicamente “estable”. Porque la comida es lo único que no se compra a crédito.

Sin embargo, la posibilidad de tener mucho de donde escoger supone vivir en una constante toma de decisiones traslada ahora al campo gastronómico:

“¿Quieres, queso gouda, emmental, azul, de cabra, de búfala, fresco, batido, ligth  o madurado?

¿Quieres té verde, rojo, blanco, azul, adelgazante, relajante, antioxidante, rooibos, con caramelo, earl grey, manzanilla, limón, anís, con especies, menta, chocolate, exótico o cásico?

 ¿Y el café? ¿normal, descafeinado,  expreso, delizzioso, lungo, ristretto, livanto, roma,  arpeggio, volutto, cossi, capriccio,  de India, de Colombia, de Brasil? 

¿Con leche desnatada, semi desnatada, sin lactosa, con calcio, de soja, se soja con calcio, de almendras, de avena, entera, entera con calcio o sin lactosa?

¿Quieres comer carne de cerdo, pavo, pollo, conejo, pato, caballo, vaca, toro, ternera, cordero, de caza o pescado?,  ¿mariscos o moluscos?

¿Prefieres el arroz blanco normal, basmati o integral?  ¿De cocción rápida o tradicional?

La pasta: ¿te apetece raviolis, tortellinis ñoquis, tallarines, macarrones, caracoles, hélices, spaguettis, lasagna?, ¿normales o con sabores? Con salsa: napolitana, matricciana, putanesca, roquefort, campestre, de tomate?

¿Que deseas beber? Cocacola, cocacola, ligth, cocacola zero, fanta limón, fanta naranja, sprite, Pepsi, Pepsi light?.

¿Y el vino?, ¿blanco, tinto, rojo, rosado?

¿Yogurt normal, con frutas, desnatado, semi desnatado, de soja, con probióticos, natural, azucarado, light?”



Vivir en la toma diaria de decisiones acerca de lo que vas a comer aparte de las decisiones diarias inherentes a la vida: trabajo, hogar, amigos, estudios, proyectos, planes, libros, películas. Para terminar comiendo en la calle porque no tienes tiempo de cocinar.

Si no tienes eso, no tienes un estilo de vida “cómodo”. Eres alguien que come lo que haya, lo que pudiste comprar ese mes, que muchas veces no es lo que verdaderamente deseas.  En tu despensa hay lo suficiente para llegar al próximo mes o incluso menos y debes comprar siempre algo entremedio. Quizás eso te haga gastar más. Pero vas comprando a medida que vas teniendo dinero para hacerlo.

O sea eres una persona que no tiene un estilo de vida “cómodo”. Pero tampoco tienes que pasarte la vida pensando qué clase de café debes tomarte hoy.

También puede que no tengas nada en la nevera, o lo más básico. Ahí sí que la cosa puede tener dos opciones: o no tienes dinero para comprar nada, o tienes tanto dinero que no necesitas comprar nada para comer porque todo lo comes fuera.

Un dicho dice: “eres lo que comes”, yo agrego “Comes como vives”

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