domingo, 10 de junio de 2012

A donde vas Nora?

Esta pregunta, proveniente de Casa de Muñecas, la obra de Ibsen que revolucionó el panorama teatral de su época, sirve de leitmotiv para establecer una interrogante que lleva muchos siglos en el tapete, y que aún hoy sigue siendo la piedra angular de una lucha que no termina: la lucha de la mujer para recuperar su lugar como ser humano libre, capaz de establecer con el mundo una relación simbiótica de  respeto y provecho. La lucha por hacer valer derechos que en muchos lugares son vulnerados haciéndola víctima de su condición, en lugar de aceptar y reafirmar su valor como persona, completa, íntegra y necesaria para la vida en la tierra.

No se trata de un discurso feminista, primera etiqueta con la que se suele marcar a las mujeres que estamos interesadas en seguir manifestando nuestro descontento con la visión patriarcal impuesta desde hace siglos sobre nuestra sociedad. Esta inquietud  por hacer valer derechos, donde hasta ahora todo parece ser deberes, supera las etiquetas y las risitas burlonas de hombres e incluso mujeres que encasillan al pensamiento femenino dentro de roles marcados en gran medida por la desigualdad. Pero que no se dan cuenta que el sistema patriarcal presente en nuestro día a día, no sólo oprime a las mujeres (incluso a las de la risita burlona) sino también a los hombres ,que encuentran alrededor de sí una serie de patrones políticamente correctos en los que la debilidad, que es una condición humana tan presente como la fuerza, les sea negada, suprimiendo emociones y adoptando conductas que impiden su desarrollo como ser humano.

Petra Kelly, cuya reseña escribí en la entrada anterior,  en su artículo " Ideas para la eliminación del patriarcado internacional"  propone una visión de poder distinta: el contrapoder, que lejos de oprimir, dominar y atemorizar establece una relación de respeto a la libertad del otro, a la igualdad. Pero no a la igualdad de derechos provenientes del discurso patriarcal, donde las mujeres debemos adoptar patrones masculinos de comportamiento e incluso de pensamiento para poder sobrevivir. Entiendo esta igualdad de derechos como la posibilidad de que cada uno, con sus diferencias, puedan aportar al mundo  una salida hacia el equilibrio : "no queremos igualdad de derechos dentro de estructuras que conducen a la explotación, a la violencia y a la guerra" (...)  "La libertad de determinar nuestro propio destino, es decir, estar libres de la explotación y la violencia".

He aquí que pongo mi reflexión/duda en el tapete, y que creo que sigue siendo la reflexión y duda de la gran mayoría de las mujeres ( y hombres) que tratamos de hacernos conscientes de que las cosas como van, van mal y que si seguimos aceptando, permitiendo, ignorando realidades como la de Ciudad Juarez, donde  cientos de mujeres de todas la edades han sido y continúan siendo sistemáticamente  violentadas y asesinadas, o como la de España: donde cada año mueren decenas de mujeres víctimas de violencia de género, o como la de África u Oriente Medio, donde las niñas son sometidas a la ablación:  mutilación de clítoris para evitar que sientan placer sexual y así puedan llegar vírgenes al matrimonio, eso si no mueren desangradas o por infección después del procedimiento (podría seguir enumerando  hechos que atentan contra la integridad femenina en cada rincón del mundo y que pasan desapercibidos para la mayoría o simplemente pasados por alto, porque siempre hay algo más importante de lo que hablar),  el mundo no podrá encontrar jamás una salida y que al irrespetar  y atentar contra a un ser vivo de cualquier especie, estamos atentando contra nosotr@s mism@s. Es un camino de ida y vuelta: no se podrá de hablar de un mundo mejor si  no miramos con conciencia que el sufrimiento de uno causado por otro va en detrimento de  nuestra propia vida. Aunque lo creamos, no estaremos bien nunca como individuos si no estamos bien como colectivo. 

Si, se que puede ser una visión bastante pesimista si  echamos una ojeada a lo que ocurre a nuestro alrededor, pero si lejos de caer bajo el peso de semejante visión, pensamos con el corazón, como diría Petra Kelly  y desde nuestra insignificancia proponemos un cambio, algo se moverá, aunque sea imperceptiblemente, y ese pequeño movimiento generará un cambio... una causa-efecto, un efecto mariposa que nos defenderá de nuestra propia destrucción.

La voz de las mujeres sigue escuchándose, como ese aleteo,  contra las guerras, contra la violencia, contra la desidia, contra la injusticia. Mujeres que gritan, que protestan, mujeres públicas, que luchan abiertamente, mujeres invisibles que luchan desde su anonimato. Mujeres que sufren, que aguantan, incluso las que callan, mujeres que buscan, que siguen buscando una forma de SER MUJER , sentir, pensar, actuar como mujeres, no como hombres, no para luchar contra los hombres, sino para ser distintas a los hombres, para tener el derecho de ser distintas a los hombres, de ser madres y no ser madres, de sentir placer, de conocer, de aprender, de expresarse, de  trabajar, de tener el derecho a habitar en este mundo desde su femineidad y de ser valoradas por ello....Estamos en el camino... a veces oscuro, a veces incierto.

Si, quizá Nora no sabe aún donde va...¿Pero acaso lo sabe Torvaldo?


Foto Manuel Alvarez Bravo, tomada de
 http://marimorena.wordpress.com  




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